domingo, 8 de septiembre de 2013

Reflexiones sobre una sociedad basada en los valores asociados a la vida III

 Autora: Brigitte Burchartz

La identidad femenina

Este texto forma parte de una serie de artículos publicados en este blog sobre la sociedad patriarcal que es el sistema social en el que vivimos y el que sufrimos tanto hombres como mujeres y niñ@s. Todos, hombres y mujeres de todas las clases sociales, contribuimos a crear y a mantener este tipo de sociedad en el momento en que aceptamos y transmitimos sus valores tales como la competitividad, la obediencia a la autoridad, la jerarquización, las estructuras de poder, la productividad sin contemplaciones (humanas, ecológicas), la razón, etc. Para más información sobre este tema puedes consultar las entradas anteriores del blog: http://terapia-psico-corporal.blogspot.com.es/

El sistema de valores es un sistema conceptual que sólo puede funcionar por convención social. Si la gran mayoría de la sociedad creara y aceptara otro sistema de valores distinto, cambiaría radicalmente toda la estructura y todo el funcionamiento social e inter-relacional.

Pero resulta que el sistema de valores de nuestra sociedad desde el neolítico y la edad antigua hasta hoy en día, salvo algunas excepciones, está asociado al los valores masculinos. De ahí que hablamos de la sociedad patriarcal en la que el hombre y sus valores son el centro, tanto para hombres como para mujeres. Esto explica, por ejemplo, porqué una mujer que quiera sentirse “realizada” y aceptada en una sociedad patriarcal tenga que tener carrera y un cargo importante, a la vez que tiene que seguir siendo mujer, es decir, buena esposa, madre, ama de casa, guapa, perfecta,…tiene que poder con todo.

Frente a los valores masculinos están los valores femeninos, tales como la cooperación, la colaboración, el cuidado, la empatía, la emoción, etc. Para mí, estos son los valores asociados a la VIDA porque en una sociedad sujeta a ellos no podría haber ni guerras, ni destrucción o violencia contra ningún ser vivo. Me quiero distanciar de los términos valores masculinos y femeninos porque, al quedarme con estas expresiones es como si estuviera diciendo que un hombre, para ser hombre, tiene que ser competitivo y una mujer, para ser mujer, no debe querer competir, sino siempre tiene que querer cooperar y cuidar. Quizás, se podría encontrar una manera de competir cooperando siempre y cuando favorezca la vida.

De todas formas, los valores asociados a la vida, en nuestra sociedad patriarcal actual no son para nada prioritarios. Por lo tanto, para mí, la gran pregunta es ¿cómo ser mujer en una sociedad patriarcal y no morir en el intento? Aunque también podría preguntar ¿quiero ser una mujer patriarcal? La respuesta a la última pregunta, para mí, es claramente que no, pero entonces se me abren muchísimas preguntas más: ¿Cómo somos las mujeres?, ¿qué es la identidad femenina?, ¿existe una sola identidad femenina?, ¿cuál(es) es(son) su(s) origen(es)?, ¿quién y cómo se transmite?, ¿es posible tener identidad femenina en una sociedad patriarcal?, ¿nos la transmiten nuestras madres, abuelas, hermanas, tías, amigas? ¿si es así, y si ellas también se criaron en una sociedad patriarcal, cómo podemos estar seguras que nos están transmitiendo una identidad femenina auténtica?, ¿puedo conectar con mi “ser mujer” propio, a pesar de las influencias externas?, ¿si tengo clara mi identidad femenina, tengo la posibilidad y la capacidad de vivirla o de realizarme como mujer?, ¿contemplando los valores asociados a la vida, qué significa realizarme como mujer?, ¿el hecho de vivir en una sociedad patriarcal me supone un obstáculo para poder sentir y vivir mi identidad femenina?

No quiero responder aquí a todas estas preguntas porque creo que cada mujer puede encontrar sus propias respuestas y que éstas dependen en gran medida también de la historia personal, de las circunstancias y de las vivencias de cada una.

Sólo quiero lanzar aquí algunas ideas sobre lo que puede significar ser una mujer no patriarcal en una sociedad patriarcal. Esto en sí mismo es ya casi una contradicción o por lo menos, está ligado a grandes dificultades.

Quiero dar para ello dos ejemplos: si una mujer que se identifique con la idea de  cooperar y cuidar, tiene un trabajo con estructura jerárquica, en el que tiene que dar órdenes a otras personas en contra de lo que estas sientan como bueno, porque su puesto así lo requiere, sólo tiene dos posibilidades: o mandarles a estas personas que obedezcan, con lo cual estaría traicionando su identidad femenina no patriarcal, o no ordenarles nada a los demás en contra de su voluntad, con lo cual estaría poniendo en juego la “sagrada” productividad y su puesto de trabajo. En un trabajo con estructura cooperativa esta situación no se daría porque todas las personas implicadas tomarían las decisiones conjuntamente y siempre a favor de la vida, sin dañar a nada ni a nadie.

El segundo ejemplo sería el caso de una mujer que se plantee tener un hijo y sienta que quiera tener un embarazo, un parto y una crianza respetuosos con la vida y, con ello, con las necesidades vitales de su hij@. Esto, hoy en día, no es imposible, pero está ligado a grandes dificultades económicas, obstáculos desde el sistema sanitario convencional, críticas sociales y/o familiares y mucha soledad. Un niñ@ necesita la presencia y los cuidados de su madre y de su padre, cada uno con funciones complementarias, aunque muy al inicio de la vida predomina la importancia de la madre. Una mujer – madre que sienta esta necesidad de su bebé y considere como parte de su identidad femenina querer darle presencia y cuidados a su hij@, no podrá dejarlo con cuatro meses en una guardería. Si tiene que hacerlo igualmente porque las necesidades económicas aprietan y porque no es una prioridad en una sociedad patriarcal que una madre se pueda quedar con su hij@ hasta que éste ya no la necesite tanto, esta mujer entrará en conflicto con su identidad femenina no patriarcal. Este tema de por sí puede dar para escribir todo un libro o varios, pero aquí sólo quiero dejar claro que una mujer – madre con identidad femenina en la que predomina la protección de la vida por encima de la competitividad y la productividad necesitaría todo el apoyo del mundo a nivel económico, laboral, social, sanitario y familiar. Necesitaría una “tribu” a su alrededor que la apoye a ella y a su hij@ en cada momento y en todos los aspectos de la vida.

En este artículo me he querido centrar en el tema de la mujer. No quiero entrar en la polémica que pone a hombres contra mujeres porque creo que es una discusión estéril. Estoy bastante segura que los hombres también sufren mucho bajo el sistema patriarcal y que una sociedad basada en los valores asociados a la vida nos haría mucho bien a todos y todas. Por esto, creo que es tan importante que las mujeres sepamos diferenciar o descubrir cuál es nuestra verdadera identidad, sin dejarnos confundir por una identidad femenina impuesta desde la sociedad patriarcal con valores ajenos a nosotras. Cuando las mujeres seamos capaces de creer en nosotras y de valorar nuestra identidad genuina, tendremos la fuerza creativa suficiente para dar VIDA en el sentido más amplio de la palabra; desde dar la vida a un ser humano y criarlo con amor, presencia y respeto, hasta dar vida a un nuevo sistema social en el que predominen también el amor y el respeto hacia todo lo vivo.

Bibliografía:

-       Capra, Fritjof. “La trama de la vida”, ed.: Anagrama, 1998, Barcelona
-       Costa, Marc. “Apuntes de formación en Integración Psico-Corporal”, Barcelona, 1999-2006
-       Eisler, Riana. “El cáliz y la espada”, Editorial Cuatro Vientos, 1990, Santiago de Chile
-       Hüther, Gerald. „Männer“, ed. Vandenhoeck & Ruprecht GMBH, 2009, Gotinga
-     Massó Guijarro, Ester (Instituto de Filosofía -CSIC) “La lactancia materna como catalizador de revolución social feminista (o apretando las clavijas al feminismo patriarcal): calostro, cuerpo y cuidado.” Comunicación presentada en el XLVIII Congreso de Filosofía Joven: “Filosofías subterráneas”, Donostia-San Sebastián, 4-6 mayo 2011
-       Naranjo, Claudio. “La mente patriarcal“, ed. RBA libros, 2010, Barcelona
-       Reichert, Evânia. “La paz en el mundo empieza en el vientre de la madre”, La Vanguardia, La Contra 18.05.2011
-       Rodrigañez, Casilda. “El asalto al hades” 2ª reimpresión, 2004, Alicante
-       Rodrigañez, Casilda y Cachafeiro, Ana. “La represión del deseo materno y la génesis del estado de sumisión inconsciente”, ed. Virus, 2005, Barecelona